domingo, 24 de junio de 2007

Fotos de Calatas!! Anuncios de prostitución! PROHIBIDO!!


Sentado leyendo el periódico un día cualquiera, llegando a las páginas finales del mismo, unas señoritas de nombres sugestivos nos miran. Tierna señorita, veinte años, ardiente o Dulce kinesióloga y bla, bla, bla, frases elocuentes que hacen soñar hasta al más santurrón de los hombres. Estos tipos de avisos son muy populares. Se pueden encontrar en casi cualquier diario, inclúyase el muy formal Comercio en sus Clasificados. Existe en el congreso un proyecto de ley que intenta borrar del mapa este tipo de anuncios llamados “anuncios pornos”. La pregunta sería: ¿Es correcto prohibir este tipo de publicidad en los medios de comunicación?

Comencemos por un principio bastante elemental: Primero, la libertad de expresión es un derecho fundamental. Lo es también si uno desea publicar un anuncio en un periódico. Segundo, la prostitución es un trabajo al que cualquiera puede tener acceso (sí! cualquiera). No está penado por ninguna ley. Por lo tanto este proyecto de ley atenta contra el derecho de libertad de expresión (expresión "porno") y discrimina un tipo de trabajo en particular, como la prostitución.
¿Pero que es porno o pornografía? Se entiende así aquello que es obsceno y atenta contra el pudor de las personas. De otro lado, el pudor es un concepto que puede ser relativo para cada persona. Sin embargo, en términos generales, el pudor es la reserva de alguien que evita herir los sentimientos de otra persona, la delicadeza. Si consideramos que la libertad al trabajo y a la expresión son principios que deben permitirse sin restricción, el siguiente ejemplo sería común en las calles:
Imagine un vendedor de una tienda de “artículos sexuales”. Éste podría sacar un vibrador en forma de pene y ponerlo en la cara de los transeúntes para que lo vean de cerca (casi como repartiendo volantes) gracias a la libertad de expresión y su derecho a trabajar. Sólo imagine usted esta incómoda situación.
Esto no ocurre por una simple razón, existe un límite entre estos derechos y el pudor.
Ahora bien, todas las personas tienen derecho a consumir o no, pornografía. Pero qué pasa si otras personas no desean que sus hijos también sean expuestos a ella? Imagínese usted otra situación hipotética. Sale usted de su casa y ve una gigantografía de una mujer desnuda anunciando sus servicios. Llega el bus con un afiche en uno de sus lados, mostrando a otra mujer desnuda ofreciendo su cuerpo por una cantidad x. Usted evita ese bus y mira las portadas de los periódicos. Aparecen entonces muchas fotos de muchas mujeres desnudas. Su hijo está a su lado, observando todo lo que usted ve. Esto es algo que pasa todos los días. Ellos están expuestos a este tipo de información.
Felizmente, los padres pueden vigilar los contenidos que sus hijos ven en Internet. Gracias a una norma existen horarios de protección al menor en la televisión. El proyecto de ley de Daniel Robles tiene también una intención similar. Pero su proyecto busca eliminar todo tipo de anuncios sexual en cualquier Medio de Comunicación Social.
Si el lector adulto y responsable desea finalmente ver pornografía o asistir a prostíbulos, ese será su asunto personal. Pero que de esto las mentes en desarrollo, niños, púberes y adolescentes sepan cuando puedan distinguir entre lo correcto e incorrecto, lo decente y lo que no lo es.
Por lo tanto, desde mi humilde punto de vista, la prohibición de estos anuncios debe llevarse a cabo. No por una razón antojadiza limitando derechos de otros, sino por el bienestar mental de nuestra sociedad y los niños. Si una señorita desea anunciar sus servicios eróticos, de acuerdo. Para estos fines podrían servir los periódicos o revistas que tratan pornografía. He aquí el error de la ley del congresista Robles, la flexibilidad y el respeto mutuo, a los que no desean consumir pornografía y a los que publican y consumen “porno”, debería ser respetado.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Muy buen artículo. Estoy de acuerdo contigo. Si quieren ofrecer ese tipo de servicios, que lo hagan; pero que no se exponga a la niñez.